LEYENDA DE LAS 5 AGUILAS BLANCAS

      Según la leyenda escrita a lápiz a mediados del siglo XIX por Tulio Febres Cordero (escritor, historiador, profesor universitario y periodista venezolano) narra en su leyenda que la primera mujer de los indios Mirripuyes, llamada Caribay también conocida como el genio de los bosques aromáticos. Era hija del ardiente Zuhé (el Sol) y la pálida Chía (la Luna) amante de la naturaleza, vio volar por el cielo unas enormes águilas blancas, cuyas plumas brillaban a la luz del sol como láminas de plata, y por su gran deseo de querer adornar su coraza con tan extraño y espléndido plumaje las siguió por todo el valle.

     Su afinidad hizo que corriera sin descanso siguiéndolas por las sombras errantes que las aves dibujaban en el suelo, pasando de montaña en montaña hasta llegar a un risco donde observo como las águilas se perdían en las alturas y descendieron sobre un risco quedándose inmóviles y silenciosas.

      Caribay corrió hacia ellas para arrancar el plumaje, pero gracias al frío del glaciar hizo que se le entumecieran las manos, y las águilas se encontraban petrificadas, convertidas en cinco masas enormes de hielo. Donde Caribay huyó aterrorizada, y poco después la Luna se oscureció y las cinco águilas despertaron furiosas, sacudiendo sus alas y transformando los picos con una cobertura blanca por el plumaje blanco, dando el origen de las sierras nevadas de Mérida. Las cinco águilas blancas simbolizan los cinco elevados picos siempre cubiertos de nieves.

Fuente: Fragmentos de la leyenda original Cinco Águilas Blancas de Tulio Febres Cordero.